miércoles, 12 de noviembre de 2014

Palabras que convalecen


Cuando la tristeza eriza mi piel,
cual ráfaga de viento desprevenida,
y me atrapa entre sus brazos, 
y se hiela con el afluente de
ideas perdidas que se agitan en mi interior.
Me pregunto una vez más
si aún te quiero,
o si realmente te quise…
Entonces mis pensamientos se ofenden,
y a través de un par de lágrimas agrías
que brotan espontáneamente de mis ojos,
me doy cuenta de que aun te amo…

Me doy cuenta de que
No puedo estar sin ti…

El tiempo pasa,
no te entrega, ni te quita,
simplemente pasa,
y tu lejanía se hace parte
del paisaje de mi vida,
pero no se aparta de él…
Y mis decisiones caen sobre los hombros,
como gotas de acero que envuelven
pesados remordimientos y lamentos.

Lamentos que se esconden
en el grito fragmentado de la noche,
y en la oscuridad de su interior…

Sé que no todas las noches son negras,
no todas son oscuras.
Hay unas tantas
en que las estrellas a lo lejos convalecen,
y mi alma siente menos
pesar al no tenerte.

Como amo a esas tantas...
Y es que la noche últimamente
tiene la manía de
olvidar a la luna y las estrellas,
en los pozos, en los ríos, los esteros,
y regalarme solo oscuridad.

Realmente me hace mucha falta
volver a ver el brillo de tus ojos,
volver a sentir la tibieza de tus labios,
de tus manos suaves,
necesito volver a verte
para no desfallecer,
y es que siento que me he perdido
en la orilla de una playa
junto a mis pensamientos,
y no encuentro el camino a casa…
ni siquiera logro encontrar
mis propias huellas en la arena…

Tengo miedo de que los segundos,
en su capricho infinito,
me borren de tus pensamientos,
me alejen de tus emociones,
de tus recuerdos,
tengo miedo de que
cuando nos volvamos a encontrar,
simplemente no voltees,
y te pares un momento,
y continúes con tu vida
como si no me hubieras visto.

Tengo miedo de que mis propios pensamientos
no sean capaces de recordarte,
de que mis palabras
no puedan rescatar tu esencia,
tengo miedo de que mi corazón sienta tu ausencia,
y cuando llegue su hora
se detenga sin el impulso de amarte…

martes, 23 de septiembre de 2014

A veces siento que eres todo

A veces siento que eres todo,
mi cobija en las noches de invierno,
la luz que se cuela en mi cuarto cada mañana,
la brisa tenue de un otoño eterno,
el titilar seductor de una estrella lejana.

A veces siento que eres todo,
la fragilidad de una línea dibujada en la arena,
la suavidad de una lágrima de alegría en primavera,
la fuerza de un abrazo que se ha contenido en el tiempo,
la ilusión que se anida en las nubes que se mueven al compás del viento.

A veces siento que eres todo,
eres esa canción que evoca un recuerdo,
eres la palabra que alarga mi verso.
La fuente de mi juventud,
la calma cuando todo es adverso.

A veces siento que eres todo,
la brújula de mi destino,
el amanecer de mis emociones,
la virtud, en medio del camino.
la gravedad que aterriza mis acciones,
la sangre de mi tierra, el vino…

A veces siento que eres todo,
la impaciencia de los segundos que apresurados van consumiendo el futuro,
la lentitud con la que se extingue una vela,
la vitalidad de un riachuelo que corre puro,
la satisfacción de una buena cena.

A veces siento que eres todo,
y aun así eres más.
Contigo siento que soy dueño de mi libertad, de mi paz.
Contigo siento que puedo dormir tranquilo cuando el día termina,
y parar el tiempo a mi antojo.
Contigo ¡vivo! la vida,
no la miro de ojo.

A veces siento que eres todo,
y aún así eres más.
Por ti no tengo límites para crecer,
ni la necesidad de mirar atrás.

Eres mi motivación, mi energía,
mi juicio, mi rebeldía,
Eres la ladrona de mis sueños,
de mis noches, de mis días,
Eres ese barco que se ve en la bahía,
lleno de esperanza, esfuerzo e ilusión.
Eres el palpitar inconsciente de mi corazón…

lunes, 16 de junio de 2014

Podría

Hoy te diré una cosa,
sé que parecerá algo loco,
pero los sentimientos son los únicos
que nos hacen perder la cabeza…

Podría perder mis fuerzas,
mas no mis ganas de luchar por ti.
Podría dejar de mirar como en la juventud,
pero no de recordar tu imagen en mis mejores momentos.
Podría dejar de caminar,
mas no de seguirte al fin del mundo.
Podría alejarte de mi realidad,
mas no de mis sueños.
Podría simplemente dejarte ir,
pero no podría renunciar a buscarte.
Podría sólo dejar de oír,
pero no de escuchar el eco de tu voz en mi mente.

Podría escribir un verso simple, corriente,
y aun así desnudaría mi alma.
Podría dibujar un paisaje,
caer en la nostalgia de la noche,
sentir como el susurro de la oscuridad eriza mi piel.
Mas ese paisaje no tendría brillo sin la luz de tus ojos, de tu risa,
ni seria nostálgica la noche sin saber que te he perdido,
sin sentir que fuiste mía y ya no estás.
Y es que la piel se me eriza solamente cuando estas cerca,
o cuando percibo que te vas.

Y cómo gritarle a la vida que me ha quitado
lo que nunca fue mío por derecho.
Que me ha privado de lo que no conozco,
Que me ha llenado de un dolor que no es físico,
pero que está ahí, latente,
presionando mi corazón con la fuerza con la que otros vivien,
con la fuerza con la que otros respiran libres
sin miedo a dejar su pasado y extenderse al futuro,
con la fuerza con la que otros dejaron sus miedos
atados al barandal de su cama y se lanzaron en pos de una ilusión,
de un deseo, de una añoranza.
Y cómo le grito a la vida que mi respiración ya no me da,
y que mi pecho se contrae, y que las ganas de vivir se me consumen
al ritmo de unas velas que cargan con el sabor de una cabernet sauvignon
y unos labios templados, temerosos y faltos de experiencia en cosas del amor.

A veces creo que podría aquietar el palpitar
de mi corazón lentamente y apagar mi vida
si eso le diera esperanza a la tuya.
Y es que cada día mi amor y tu recuerdo se hacen más fuertes
que ayer y más débiles que mañana.

Te amo y las palabras no me alcanzan
para decirte cuanto……