domingo, 4 de abril de 2010

El reino de Mr. Coock


En el reino de Mr. Coock
Reinaba la armonía,
Todos eran dementes
Dispuestos a demostrar
Sin pudores su alegría.

En el reino de Mr. Coock
Cada cual elegía,
Si trabajaba o
descansaba
En la noche o
en el día.

En el reino de Mr. Coock
No existía la jerarquía,
Solamente él ejercía
Como uno más de su feligresía,
El título de rey
Representación y vocería.

En el reino de Mr. Coock
Lo principal era la filosofía,
No importaba el dinero
Ni el mundo más allá de su geografía.

En el reino de Mr. Coock
De todo había una cosa
Desde una verdulería
Hasta una sola fiscalía.
La cual se componía
De los mismos habitantes
para momentos en los que juzgar
Se requería.

En el reino de Mr. Coock
Siempre una sonrisa se recibía
Nunca un mal gesto
O signo de hipocresía.

Vivir en el reino de Mr. Coock
Se parecía a vivir
En medio de una gran utopía,
No había gobierno
Y aun así todo se compartía.

En el reino de Mr. Coock
Solo un problema se veía.
Y es que por su personalidad
Y gran hombría,
Mr. Coock muchas pretendientes tenía.
Y a pesar de la falta de ley
Sí existía una ideología
Que se respetaba con total pleitesía.
Y esta decía, que cuando un hombre
Adquiría los 25, casarse sólo con
Una mujer debía.

Sin peros ni objeciones está ideología
Al pie de la letra se cumplía,
Y aquel que a viva voz se oponía
Gran castigo recibía.

(Ahora el problema)

Mr. Coock gran caballerosidad
Y parecido poseía,
Siempre en sus dichos
Se plasmaba algo de Don Juan
Y en su accionar se notaba gran energía.

Es por esto que a pesar de lo que se establecía
Mr. Coock, tres enamoradas tenía.
Y decidir por alguna el no podía,
Su mente no le respondía
Cuando de esto pensaba
Y al poco tiempo se dormía
Rompiendo esa que el consideraba
Absurda ideología.

Como gran pensador Mr. Coock se veía
Un plan comenzó a pensar que idearía,
Para romper lo que tanto lo ataría
Y poder zafar de la obligación
De amar a una,
pudiendo amar sin condición.

Entonces al medio día,
En pleno acto de vocería.
Proclamo al pueblo la solución
Al asunto que tanto le atormentaría
en aquella ocación.

Pero al ver a sus hermanos
Bajar la cabeza y murmurar sin compasión,
Pudo entender que comprendía
Que ese mundo de fantasía
En el cual él creía vivía,
Solo llegaba cuando su mente lo llamaba
Y en realidad su soltería
No era algo que el pueblo
Tan fácilmente aceptaría.

A pesar de sus dones
Y la gran fama que en
sus hombros se recostaría.
se emitió un veredicto
en aquel lluvioso día,
a la guillotina se mandaba
a aquel que las disposiciones no cumplía,
y como no faltaba el que en su corazón
odio le tenía,
estaba clara la sentencia que se le daría,
tres día mas y el ya no existiría
tres días más y su cabeza rodaría
manchando con su sangre
el mismo suelo que por tanto
el mismo pasearía,
muy tranquilo y rebosante
cual ave en su charco,
o poeta en su poesía.

A pesar de lo inaceptable
Que la realidad parecía
Para las tres muchachitas
Que por siempre le llorarían.
Hay que entender
Lo que me Mr Coock no comprendía,
Nunca nadie llegaría
A cumplir los deseos que querría,
Pues hasta en las utopías hay limites
Y hasta en los sueños márgenes y guías.
Por que el hombre no vive solo
Sino en una gran y compleja compañía,
De aquellos que concuerdan con sus ideas
Y aquellos que se alejan de su palabrería.

Esa tarde nublada y fría,
Llego en medio de revuelo
E impaciencia y melancolía,
el momento de la ejecución.
Un último deseo que le otorgó el usía
se dispuso a pregonar
aquella injustamente sentenciada cría.
y al momento de abrir su boca
en un segundo se cerraría,
pues la guillotina por la mano del
desafortunado que le quitaría la vida,
se resbalaría acortando la agonía
de aquel rey, hermano, enamorado
representante del pueblo
y encargado de su vocería.
que ejecutado fue aquel día,
por no cumplir el burdo requisito
de no mantener su soltería.