miércoles, 25 de noviembre de 2009

¿Cómo pude olvidar su nombre?


Realmente nunca supe cómo se llamaba
A pesar de que a menudo la saludaba.
Recuerdo su sonrisa,
Porque hay cosas que no se olvidan,
Más aun cuando te impactan y te toman por sorpresa.
No puedo negar que la quería,
Que disfrutaba de su ausente compañía.
Pero era sólo una amiga más
De las cuantas que se cruzan por nuestra vida.

Realmente nunca supe cómo se llamaba
Por eso me inquieta tanto saber de su partida,
Saber que se marcho fría y pálida un día,
Así como hoy,
con mi nombre en sus labios
Y mi imagen clara en sus pupilas.

Lamento mucho haberla olvidado,
Tendré que culpar a la naturaleza de ese infortunio
Gritar al destino el porqué no abrí los ojos a tiempo,
Sabiendo secretamente que sólo yo soy el culpable
De un triste destino.

Parece que fue ayer cuando a orillas del mar
Afinaba mis cuerdas bocales, con su inconfundible voz.
Creo que la bese, dulce y tiernamente,
Uno de esos besos en que uno aun no es experto
Y le tiemblan hasta los huesos.
Sé que éramos sólo amigos
Amigos de esos como hay pocos,
No entiendo el porqué de mi olvido.

Realmente no recuerdo como se llamaba
Y quizás por eso una lágrima cayó
Por mi barbilla al darme cuenta que partía,
Que me buscaba por última vez
Para decirme lo que yo nunca quise escuchar
De parte de esa propia humanidad que te habla
En las expresiones corporales del alma.

Me gustaría un poco más de tiempo,
Me hubiera gustado un poco más
de ese mezquino tiempo,
que en realidad siempre estuvo ahí
tanto para ella como para mí.

Realmente no recuerdo como se llamaba
Pero sé que murió con mi nombre en sus labios
Con mi imagen clara en sus pupilas,
Y también se que yo moriré con la incertidumbre
De nunca saber el nombre de quién
tanto estuve esperando conocer.

Cosa de orgullo ¿no?,
Para que volver a tras
A escarbar en el baúl del olvido
Aquellos nombres que en verdad
Nunca fueron requeridos más de lo necesario
Para vivir…

domingo, 1 de noviembre de 2009

Oda al pecar intencionado del alma humana

(Deseos Góticos)




He caído más bajo que nunca,
te he visto así,
provocadora en mi mente,
tentativa, insurrecta.
Completamente deseable,
envuelta en el sabor dulce
del pecado condenante.


La luz de la luna me ha descubierto
en medio del deliz indecoroso de mi cuerpo.
Pasión insasiable que enfrenta
mi piel y mi razón.
Qué remedio hay para el secar de unos labios
delirantes de la debilidad de tu cuello.


Quiero arrancarle la última gota a tu sangre,
y traerte a mi mundo,
permite que mis suaves dientes
penetren las paredes que unen
tu rostro y tu cuerpo.

No pongas resistencia a mi impulso impío.
Déjate llevar que estoy pensando
en brindarte el privilegio de la vida eterna.

No te cuestiones que hay más allá del cielo,
o si te espera algo bajo los pies.
Bañate de mi de punta a cabo
y disfruta de lo único que la vida puede otorgarte,
el placer de pecar...

Estoy seguro de que estas llena
de exquisitos gajos de uvas
rojas y amargamente dulces,
que se agitan en medio de una noche turbulenta,
y se estrellan en tu interior,
deseosos de este servidor;
Que observa cómo te revuelcas entre las sabanas
destrozadas, desgarradas por tus manos ávidas,
de mi fuerza y poder sobrenatural.

Descuida tus sentidos
que te enseñaré el arte de pecar.

Un solo grito y estaré a tu lado,
me tienes envenenado por dentro,
vacío de sentimientos,
con un corazón duro y sin remordimientos.
Llámame y llegaré con la sombra
que deja cada haz de luz
que se pierde entre los dos.

Llegado este punto puedo sentir
el regocijo repugnante de tu alma,
La ira que se disfraza en medio
de los alaridos con los que burlas a la luna,
que reververa en lo alto
de una noche calida e irrepetible.
Que solamente espera quedar olvidada
en la parte más fresca de la memoria.

El amanecer se acerca y
aun no logro disfrazar mis intenciones.
supongo que volverás a ser la misma.
En unas horas te pondrás
el papel de una humana normal.
agobiada por la poca libertad,
hundida en la hipocresía moral
y renegarás de mí.
Pero no podrás evitar que mi mirada
fría y penetrante, te aseche desde lejos
y te recuerde que fuiste mía.
intensional e irremediablemente mía.
En tus sueños...
y en los míos...
bajo la atenta mirada de la luna
en la parte más obscura
y secreta de la noche.