Déjame decir que detrás de tu mirada
Estoy yo, el único perdido.
Déjame decir que quiero que recuerdes
Que tus lanzas de fuego
Calaron hondo en mí,
Que no pensé que yo era como otro.
Y me di cuenta que tan parecido
Soy a ese otro ser,
Como el mar es a la tierra.
Perdóname pero en el colapso de mi corazón
El orgullo es más fuerte,
Y en la fiebre de mi mente
Tu recuerdo ya no es consuelo.
Perdóname pero tus lanzas de fuego
Se volverán a ti,
Y quemaran la dulzura de tus labios,
Y tu paladar sabrá tan amargo como tus dichos.
Solo espera el día en que mires más atrás de tu mirada.
Siempre vuelve el polluelo a su nido
En busca de consuelo, de refugio,
Mendigando cariño.
Lástima que tu nido ahora este vacío
Y tu alma se fatigue de consuelo
Y tu interior no encuentre afecto.
Lástima que afuera estén dos enamorados
En medio de una tormenta,
Pero lástima por ti
Que estas dentro sola
Viviendo una tempestad.
Quizás me veas siempre
O tal vez te apoyes en mi hombro,
Para mí solo será el viento
El que me choca y las hojas las que hablan.
Yo ya no necesito de ti
Tan egoístamente,
Como tú nunca necesitaste de mí.
Así es la vida, uno aprende a parecerse al resto de la gente,
aunque realmente me duela.